Coches a gas natural comprimido, presente y futuro

Ha sido noticia en las últimas semanas. La Ley de Cambio Climático que prepara el Gobierno prohibirá la matriculación y venta de coches de combustión a partir de 2040, con el objetivo de que en 2050 el parque móvil sea libre de emisiones, contribuyendo a reducir la emisión de gases de efecto invernadero un 90 por ciento.

No son buenas noticias para los coches a gas. A pesar de representar una alternativa recomendable como tecnología de transición menos contaminante que la gasolina o el gasóleo, así como más económica hasta que los coches eléctricos moderen sus precios, si la Ley de Cambio Climático prospera, en unas décadas serán historia.

Un coche propulsado a GNC es un vehículo de combustión interna adaptado para utilizar gas como combustible, concretamente, gas natural comprimido, en lugar de un combustible líquido como la gasolina.

Son coches bifuel, que no debemos confundir con coches híbridos. Es decir, son coches con un solo motor de combustión interna que pueden utilizar dos combustibles, gasolina o gas natural, de forma indistinta. La diferencia con los híbridos radica en ello, pues estos tienen dos motores que utilizan diferente fuente de energía, como los coches híbridos eléctricos.

En cuanto al combustible, el Gas Natural Comprimido es fundamentalmente metano, menos denso que el aire, de modo que, en caso de fuga de los tanques, el gas se dispersa y se ventila con facilidad. A nivel molecular, contiene una mayor proporción de hidrógeno frente al carbono que la gasolina o el gasóleo, con la consecuente reducción de emisiones contaminantes.

Y es que el gas natural es el combustible de tipo fósil más limpio. Su combustión se realiza de forma muy completa, dejando menos depósitos en inyectores y válvulas, de modo que el motor se mantiene limpio de manera natural y se minimizan los problemas de obstrucción en los inyectores.

Este hecho, junto con su composición molecular, hacen que este tipo de vehículos generan menos emisiones contaminantes, que la gasolina, el gasóleo e incluso el gas licuado del petróleo.

Por ejemplo, en comparación con un diésel Euro 6, el vehículo a GNC emite aproximadamente un 10 por ciento menos de dióxido de carbono (CO₂), más o menos un 33 por ciento menos de óxidos de nitrógeno (NOx), y alrededor de un 95 por ciento menos de partículas en suspensión (PM).

En plano económico, destaca el hecho de que la eficiencia del motor es algo mayor que la de uno de gasolina, principalmente porque puede trabajar con una mayor compresión, similar a la de un motor diésel.

En este sentido, tengamos en cuenta también que el índice de octano del GNC es notablemente más alto que en la gasolina, lo que hace que la auto detonación sea menor, generando un menor ruido y vibraciones mientras el motor está en funcionamiento.

Así, en comparación con los gasolina, los gasóleo y los GLP, un coche a GNC tiene el menor costepor kilómetro en términos de combustible. Recorrer 100 kilómetros costaría 4,53 euros frente a los 7,88 en el caso de un gasolina; los 5,83, en gasóleo; o los 6,05 en GLP.

Por lo tanto, la alternativa de las empresas gasistas frente a la prohibición de los coches de gas es la producción de biogás, mediante el aprovechamiento de los residuos orgánicos.

Como ejemplo actual, la planta de Valdemingómez aprovecha energéticamente el biogás generado en las plantas de biometanización para abastecer entre otros a la flota de recogida de residuos urbanos de la ciudad de Madrid.