2021: Cuenta atrás hacia la neutralidad en carbono
Queda una década para alcanzar los objetivos climáticos para 2030. Desde Enagas hacen repaso en un interesante artículo de la situación. Y hoy en nuestro blog, nos hacemos eco de sus conclusiones.
Desde mediados del pasado mes de julio, la Unión Europea da la opción a que determinados proyectos del sector del gas puedan ser considerados como una actividad económica sostenible desde el punto de vista medioambiental y de lucha contra el cambio climático.
Esta puesta se ha abierto de la mano de la entrada en vigor del Reglamento 2020/852 relativo al establecimiento de un marco para facilitar las inversiones sostenibles, que modifica el Reglamento (UE) 2019/2088.
Este reglamento define cuándo una inversión cumple con los criterios de lucha contra en cambio climático y de preservación de la sostenibilidad del medioambiente, lo que permite que la actividad que las actividades económicas contribuyan a “alcanzar un mercado interior que respeta el principio de desarrollo sostenible sobre la base de un crecimiento económico equilibrado y una protección de la calidad del medio ambiente”, uno de los grandes objetivos del Tratado de la Unión Europea, firmado en Maastricht en 1992.
De este modo, el reglamento facilita la involucración del sector privado en la lucha contra el cambio climático, al establecer incentivos que empujan a las empresas a medir los costes ambientales de sus actividades, así como los beneficios que se derivan de utilizar servicios medioambientales.
Y desde la entrada en vigor del reglamento -a mediados del pasado mes de julio-, la UE considera actividades económicas sostenibles los proyectos vinculados al sector gasístico que se desarrollen de modo que sean "coherentes con un plan para limitar el aumento de la temperatura" a 1,5 grados.
Esta nueva consideración de determinados proyectos gasísticos -junto con la de otros proyectos vinculados a otras formas de energía- como actividades económicas sostenibles es posible gracias a que el nuevo reglamento sustituye el principio de ‘Neutralidad en carbono’ por el de ‘Neutralidad tecnológica’. Así, la normativa no excluye ninguna tecnología -las considera a todas ellas susceptibles de contribuir a la lucha contra el cambio climático- y pasa a tratarlas a todas ellas en igualdad de condiciones, incluso, aunque realicen emisiones de gases de efecto invernadero.
Según el reglamento, la clasificación de las actividades como sostenibles se hará mediante un sistema de etiqueta y a partir de la armonización en todos los países miembros de los criterios por los que una actividad se considerará sostenible desde la perspectiva ambiental. Del mismo modo, la normativa fomenta la inversión en las actividades clasificadas como sostenibles, al otorgar al inversor beneficios tanto en el ámbito fiscal como en el ámbito social.
De acuerdo a los criterios establecidos, una actividad económica se considerará ambientalmente sostenible, cuanto su desarrollo contribuya con la forma de contaminación que genere a:
Este apoyo a la inversión en actividades sostenibles contribuye de modo indirecto a incrementar la protección ambiental, así como la conservación de los servicios ambientales, no a través del pago por estos servicios por parte de los inversores privados, sino mediante una compensación por la promoción y por la conservación de los mismos. Con todo ello, la previsión es que el mercado vaya paulatinamente relegando de sus actividades las que más contaminen.
En ChCuatro, empresa de gas natural para empresas y particulares, aplaudimos la nueva consideración que la UE da a proyectos vinculados al sector del gas natural en la medida que contribuyen a la preservación del medio ambiente, desarrollándose dentro de un marco que nos permite el avance hacia la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero mediante la incentivación a quienes apuestan por invertir y trabajar en actividades vinculadas a la energía, siempre que lo hagan dentro de una serie de parámetros que contribuyan a luchar contra el cambio climático.
Queda una década para alcanzar los objetivos climáticos para 2030. Desde Enagas hacen repaso en un interesante artículo de la situación. Y hoy en nuestro blog, nos hacemos eco de sus conclusiones.
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