Contaminación: menos niveles de NO2 durante el confinamiento

Uno de los últimos informes elaborados por Ecologistas en Acción y denominado “Efectos de la crisis de la COVID-19 sobre la calidad del aire urbano en España” analiza los datos oficiales de NO2 (dióxido de nitrógeno) registrados durante el pasado mes de marzo en 125 estaciones de medición distribuidas por 24 ciudades españolas, comparándolos con los registrados durante los 10 años anteriores.

Entre las conclusiones de dicho informe sorprende el hecho de que tras el decreto del estado de alarma decretado -el pasado 14 de marzo-, la generación de NO2 en nuestro país experimentado una disminución importante en las principales ciudades españolas, llegando a registrarse tan solo un 55% de los niveles de contaminación “habituales” en estos meses a lo largo de la pasada década.

Por otro lado, la mejora en la calidad del aire no es solo algo que vivan las grandes ciudades, la periferia también se ha visto beneficiada por el descenso notable de la contaminación. En todas las ciudades estudiadas se encontraron los niveles de NO2 más bajos de la última década, manteniéndose además muy por debajo de los máximos recomendados por la OMS.

El litoral mediterráneo, una de las regiones más beneficiadas de la reducción de contaminación

Una de las regiones donde menos se ha notado esta bajada drástica de la contaminación es en la cornisa cantábrica, datos que contrastan con los registrados en el litoral mediterráneo, donde han llegado a niveles de NO2 más habituales en estaciones rurales de fondo que en las ciudades.

Otro de los puntos que, sin duda, ha ayudado a la mejora del aire son las precipitaciones y la inestabilidad atmosférica producida también durante el mes de marzo, especialmente, en especial en el litoral.

Menos tráfico, menos emisiones, menos contaminación

Estas cifras son lógicas si nos remontamos al principal emisor de NO2 en nuestro país: los tubos de escape.

Se estima que en España se suceden cada año un total de 7.000 muertes prematuras por NO2, según datos de Instituto de Salud Carlos III y la Agencia Europea de Medio Ambiente.

El NO2 es un gas de carácter irritante, capaz de agravar las enfermedades respiratorias y disminuir nuestra resistencia a infecciones. Su disminución, en plena crisis sanitaria, es una de las pocas noticias positivas que se han dado durante el periodo.

Y aunque no son el objetivo del informe, también se ha experimentado una notable reducción de las partículas en suspensión PM10, PM2,5 y ozono durante la segunda mitad del mes de marzo.

Con ello… ¿se abre un nuevo paradigma? La forzada situación a la que nos hemos visto arrastrados por el coronavirus no ha hecho más que confirmar lo que ya sabíamos: la reducción del tráfico motorizado en nuestras ciudades es clave en la disminución de contaminación de las ciudades, lo que se traduce en una mejora en la salud y el bienestar de los ciudadanos.

Finalizada la crisis del Covid-19 y una vez retiradas las medidas de confinamiento, estos datos deberían ser clave para marcar las nuevas políticas de movilidad urbana, enfocadas a reducir una contaminación que nos guste o no, nos daña como seres vivos y nos merma como sociedad.

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